martes, febrero 27, 2007

¿EXISTEN SOLUCIONES INTEGRALES?

O estoy muy equivocado o la raíz de nuestros males y de nuestro malestar en el Chile actual reside en que no hemos encontrado soluciones integrales a nuestros problemas y hemos hecho demasiadas cosas a medias. Nos ha faltado la capacidad de abordarlos en todas sus dimensiones. Como creo que, en gran medida, ello se debe a que desconocemos o ignoramos los diversos aspectos de la realidad, pasando muchas veces por alto su creciente complejidad, y recurrimos por eso al más sencillo expediente de atacar lo primero que nos llega a la puerta (por ejemplo, tomar una aspirina para un dolor de cabeza cuyas causas ignoraremos si no nos hacemos algunos exámenes que ordene nuestro médico), terminamos atacando efectos y olvidando causas. Es lo mismo que "limpiar" un recinto empujando la basura debajo de la alfombra más cercana... Lo cierto es que toda realidad posee cuatro dimensiones claramente identificables: exterior individual (estudiado por las llamadas ciencias exactas), exterior colectivo (estudiado por las ciencias sociales), interior individual (estudiado por la psicología, entre otras ciencias), interior colectivo (estudiado por las ciencias de la cultura, como la etnología, la antropología cultural, etc.). Cualquier problema que examinemos se mueve en estas cuatro dimensiones. He aprendido esto leyendo a un autor extraordinario llamado Ken Wilber, cuya vasta obra ya está disponible en castellano. La tésis central aquí es: la totalidad de un problema tiene cuatro dimensiones, por lo que una solución integral o completa debe abarcarlas siempre por igual sin mensocabar a ninguna de ellas. Existiendo problemas complejos, las soluciones serán necesariamente complejas; pero sólo así serán aunténticas soluciones integrales. Hoy, si no las buscamos en serio, estaremos capitulando antes de dar la batalla y condenando a muerte a la mismísima especie humana. Quedemos hasta aquí por hoy.

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lunes, febrero 26, 2007

UN MUNDO CHATO: ¿SE PUEDE SALIR DE AHÍ?

Vivimos en un mundo cada vez más chato, esto es, masivamente mediocre, plano, uniforme, unidimensional (recordemos "El hombre unidimensional" de Marcusse). Son tiempos de "pensamiento único" y "consenso de Washington" (neoliberal), "mundo unipolar" (fin de guerra fría bipolar y hegemonía militar aplastante de Estados Unidos), confusión del puro crecimiento con desarrollo, consumismo desatado, predominio de una economía de puro mercado ("cruel", según el ex Presidente Aylwin). La distancia entre ricos y pobres crece en vez de acortarse. No se redistribuye la riqueza. Masivamente el mundo globalizado es farandulero, morboso, patéticamente superficial. Predomina la violencia en el mundo. Mueren miles de personas, mujeres, niños, ancianos, en Irak, en el Medio Oriente y en muchas partes más. El hambre mata todos los días a cerca de 30 mil niños en el mundo y no nos escandalizamos. Cada tres días mueren tantos niños como personas murieron en Hiroshima cuando estalló la primera bomba atómica sobre esa ciudad en 1945, y nadie ya se conmueve. Más aún, ignoramos el hecho. Miramos para el lado. Las "soluciones" son, en su mayoría de parche. Se atacan los efectos y no las causas de nuestros males. ¿Hay salida a todo esto? Si no creyera en una respuesta afirmativa no escribiría estas líneas. Pienso que hay solución, pero no alcanzable por los caminos que planteamos en Chile del siglo recién pasado. En el mundo globalizado los problemas son globales y las soluciones ya no pueden ser parciales. También deben ser globales. Se requiere hoy una visión integral para enfrentar los desafíos. Ella existe y voy a hablar de ella en un próximo post.

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sábado, febrero 24, 2007

SOPLAN VIENTOS DE CRISIS: CONVIRTAMOS ESTO EN OPORTUNIDAD DE ALGO MEJOR

¿A quién le cabe duda este hecho? En Chile soplan vientos de crisis desde hace ya un buen tiempo. Hay malestar en lo profundo del alma nacional. Algunos se quedan en la política nacional y en sus escaramuzas más coyunturales. Se equivocan. Algo anda mal, es cierto, pero no logramos precisar con exactitud donde está lo que no funciona y lo que nos angustia. Hoy, con la abundancia de encuestas, si se las examina con alguna calma, se comprueban estos estados de ánimo de la población chilena. Pero nadie logra diagnosticar bien esta situación como para encontrar soluciones eficaces. Véase, por ejemplo, lo que pasa con los partidos políticos y con el conjunto de la llamada clase política chilena. Cuando sale mal parada la Concertación y cada uno de los partidos que la componen, uno pudiera esperar que la oposición de derecha o la que se ejerce desde la izquierda debieran salir, una de ellas o ambas, fortalecidas. Nada de eso sucede. También ella, la oposición, es mal evaluada, lo que quiere decir que sus actuaciones tampoco satisfacen al grueso de los ciudadanos. En estas breves líneas no voy a indagar nada todavía. Sólo quiero dejar planteado este tema para una reflexión intensa y extensa. Creo tener alguna idea por donde caminar, pero ello requiere examinar panoramas más amplios y abarcadores, dentro de los cuales ubicar mejor lo que nos acontece. Como luz de esperanza sólo quiero decir que las crisis suelen ofrecer oportunidades nuevas para salir de ellas en mejor forma y no peor que antes. Pero ello requiere de voluntad, imaginación, paciencia y análisis sereno que se aleje de la contingencia embrutecedora que suele rodearnos. Espero tener tiempo y energías para ofrecer algunas pistas. El camino no es corto, ni fácil, pero existe. Es todo lo que puedo decir ahora.

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jueves, febrero 08, 2007

VALPARAÍSO Y PATRIMONIO (II)

En la primera parte de este artículo hablamos más bien de los aspectos formales del libro "Este es mi patrimonio Valparaíso", realizado por profesionales porteños bajo la conducción del profesor Allan Browne, publicado y editado por la CORFO de la V Región y la Editorial de la Universidad de Valparaíso. Ahora quiero referirme, brevemente, a su contenido, que se encuentra en dos fuentes principales, a saber, en las entrevistas y en el material gráfico. LAS ENTREVISTAS: son 25. Sin agotar las posibilidades, ni mucho menos, la muestra es bastante representativa de lo que pudiéramos llamar el Valparaíso realmente existente, donde el patrimonio, sin dejar de estar representado por sus edificios, calles, cerros y ascensores, está formado principalmente por seres de carne y hueso, por personas humanas con historias variadísimas, por dramas y comedias, por dolores y alegrías, por pesimistas y optimistas, por tradicionalistas y vanguardistas, y un largo etcétera. Es este rostro profundamente humano y real, que emerge en todas las entrevistas, lo que le da mayor valor y actualidad a este libro. Aquí no se desconocen la historia y las tradiciones, a las que se alude constantemente, pero son el tiempo presente y la realidad vivida hoy, los elementos que más impactan y dejan pensando. En efecto, el tema patrimonial plantea desafíos que nadie mide de la misma forma. Para algunos es virtualmente inexistente. Para otros una noticia que no los toca. Hay visiones poéticas en abundancia también, como corresponde a una ciudad que ha inspirado a tantos poetas famosos. Y otras visiones son totalmente aterrizadas, casi demasiado. La variedad termina fascinando y planteando la pregunta si no valdría la pena seguir indagando de esta manera y agregando, en nuevos volúmenes más entrevistas y más material gráfico. EL MATERIAL GRÁFICO: esta es la otra riqueza de este volumen. Hay una cantidad de información muy grande que se extrae de su material gráfico. Desde la reproducción de dibujos de Lukas hasta la de cuadros, pasando por fotos antiguas y actuales, en todo este conjunto hay mucha información. No faltan, por ejemplo, las huellas de la dictadura, como cuando se muestra la lápida que recuerda al sacerdote Miguel Woodward, que fuera detenido y torturado hasta morir, como representante de muchos otros chilenos que sufrieron igual suerte en 1973 y después; como tampoco faltan las huellas de un Valparaíso antiguo y majestuoso, como se evidencia en la foto de cómo fue en un tiempo la estación Bellavista, o como se ve en las fotos de viejos locales porteños de una bohemia marina que se perdió y que muchos añoran. En resumen, estamos ante un libro que vale la pena tener, para leerlo y disfrutarlo muchas veces. También estamos ante una obra de vanguardia, que invita a esperar otras futuras que sigan la misma línea de desarrollo. Cabe, para terminar, felicitar efusivamente a todos los que hicieron posible este paso que, esperamos, sea el primero de muchos más.

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