viernes, diciembre 09, 2005

NOTA COMPLEMENTARIA SOBRE MICHELLE BACHELET

Ayer fue día de cierre de campañas electorales. Observé por eso, todo lo que pude, la forma cómo concluyeron los candidatos sus esfuerzos por conquistar votos. Terminé encontrando una razón más para votar por Michelle Bachelet: su estilo.
Don Eduardo Frei Montalva, en su libro "La política y el Espíritu" (que lleva un notable prólogo de Gabriela Mistral), escribió un capítulo cuyo título es: "La acción requiere estilo". Trata, con mucha sutileza y profundidad, el tema del fin y de los medios en política. No lo he olvidado nunca e, incluso, lo publiqué como anexo de mi libro "La no violencia activa: camino para conquistar la democracia" que escribí en 1983. En ese capítulo Frei sostiene que el estilo marca la acción política y asegura su éxito o su fracaso.
Aplicando esto a lo visto ayer quiero decir que terminé el día emocionado con Michelle Bachelet. Ella marcó un estilo que la diferenció radicalmente de los candidatos de la derecha y, en cierta forma, también de Hirsch.
Lavín y Piñera cerraron sus campañas con una farándula en que sus discursos finales no pudieron ser escuchados. Recordé los cierres de campaña de Frei, Allende, Alessandri y Tomic en 1964 y 1970, en que pronunciaron discursos bien preparados, que hasta hoy pueden leerse con provecho, y que eran escuchados en silencio por los partidarios, hasta llegar a puntos donde se aplaudía, y después se volvía al silencio para seguir escuchando. Frente a esos ejemplos cívicos, realmente encontré patéticas las concentraciones finales de los candidatos de la derecha y sentí pena por Chile, que no merece tanto payaseo.
Hirsch mantuvo su estilo testimonial, con toques farandulescos también, determinado por finalidades diferentes a la de la elección misma, que sabe perdida para él. Lo único que quiere es sacar dos dígitos (10% o un poco más) para presionar por la (justificada) modificación del sistema binominal, que excluye, a las fuerzas que lo apoyan, de la representación parlamentaria (déficit grave de la actual democracia chilena).
Pues bien, Michelle Bachelet marcó la diferencia. Antes que nada, ante el accidente que le costó la vida a cinco personas que trabajaban en su campaña, no vaciló en suspender nada menos que su concentración masiva de cierre. Fue una decisión personal de alguien acusada de ¡no saber tomar decisiones...! Dedicó el miércoles a visitar, negándose a hacer declaraciones, a los familiares de las víctimas fatales y a los heridos que estaban en diversos hospitales. El jueves (ayer) asistió a los funerales de una de las cinco víctimas (todos fueron sepultados a la misma hora en diversos cementerios), negándose otra vez a "robar cámara" con declaraciones obvias a los medios. Después participó como oradora única en un sobrio acto de cierre de campaña en el Salón de Honor del Congreso Nacional. Habló por veinte minuto, siendo escuchada y debidamente aplaudida en todo lo que dijo. Finalmente, concurrió a Chile Visión a medianoche al programa "Última Mirada" de Fernando Paulsen y demostró, mejor que nunca, cómo maneja los temas. Todo fue sobrio, sereno y bien razonado en ella. Fue más que suficiente para mostrar que va a saber dirigir esta nación por los cuatro años.
Valga esta nota a pie de página, respecto a lo escrito ayer.
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