sábado, diciembre 03, 2005

SIGAMOS "REPENSANDO" CHILE

Reflexionemos hoy sobre el primer punto señalado en el artículo anterior: el quiebre histórico de 1973 y los 16 años y medio de dictadura y régimen militar que siguieron. Hagámoslo, por esta vez, en relación con el hecho electoral que estamos viviendo. Veamos cada candidatura presidencial, comenzando por la derecha, donde sus dos candidatos, Lavín y Piñera, tratan de hacer olvidar dicho período. Es evidente que ambos lo hacen para no perder votos de ciudadanos que hoy tienen un juicio muy crítico a lo sucedido entonces y que en el pasado apoyaron la dictadura. Quieren, además, conquistar el voto de ciudadanos que estuvieron contra Pinochet. Veamos más de cerca la realidad de cada uno:
  • LAVÍN: hoy su principal fuerza de apoyo es la UDI, el partido de derecha más fuerte, rígido y vinculado a la dictadura de Pinochet que hoy existe. Lavín mismo la apoyó, trabajó para ella y hasta escribió un libro, que hoy procura hacer olvidar, elogiando sus logros. Su título habla por sí mismo: La revolución silenciosa. (Eugenio Tironi lo aplastó cuando escribió la respuesta: Los silencios de la revolución...). Su otra fuerza de apoyo clave es cierto grupo de empresarios que le debe a la dictadura haber llegado hasta donde ha llegado y que hoy, aunque vean perdido a su candidato, lo financian.
  • PIÑERA: es apoyado por RN, un partido que, aunque tenga figuras "liberales" en su seno, todavía contiene también personajes que ocuparon altos cargos en la dictadura militar. Su propio Presidente, Sergio Diez, es uno de ellos. Es una derecha todavía anclada en el pasado, aunque algunos en su seno pujen por liberarse de él. El financiamiento de esta campaña, hasta donde se sabe, no ofrece problema alguno. Piñera es multimillonario y puede destinar de su propio patrimonio los fondos para la campaña completa de RN y de su postulación presidencial. Su argumento de haber votado por el NO y de que es "humanista cristiano" no sirve. Lo primero puede ser cierto, aunque el voto sea siempre secreto, pero lo segundo hiede a oportunismo. Además, ¿de qué sirve, si su compañía completa es de derecha y gobernaría con él si llegara a la Presidencia?

Quedan los otros dos candidatos:

  • MICHELLE BACHELET: Su relación con la dictadura es diametralmente opuesta a la de los candidatos derechistas. Ella fue víctima de la misma. Sufrió la dolorosa e injusta muerte de su padre, el general Bachelet, y después estuvo presa junto con su madre. No podrá olvidar mientras viva estos hechos. Sin embargo, ha mostrado una conducta esperanzadora para Chile: sin desconocer lo sucedido, ha tomado una decisión personal e intransferible. En efecto, por obra de un acto voluntario de ella ha decidido mirar al futuro y superar, en esfuerzo admirable, su condición de víctima de esa dictadura. Fue emocionante ver cómo practicó esta conducta cuando fue, ni más, ni menos, que la primera Ministra de Defensa de la historia latinoamericana. Entre las fuerzas que la apoyan, todas tienen víctimas graves de la dictadura. Unas más, como el mundo socialista, y otras menos, como la DC y los radicales. Casos emblemáticos, como Orlando Letelier (socialista), Bernardo Leighton (DC) y Tucapel Jiménez (radical), son sólo una parte de esta circuntancia.
  • TOMÁS HIRSCH: Su relación con la dictadura no le viene tanto por su partido, el Humanista, que surgió en la etapa final de la misma, como por las demás fuerzas que lo apoyan. Tanto el PC como el MIR, que respaldan a Hirsch, estuvieron entre las fuerzas más golpeadas.
En suma, a nadie le es indiferente el quiebre histórico de 1973. A todos, de una manera u otra, les afecta ese pasado. Los candidatos derechistas quisieran hoy que no hubiese existido. Pero tienen que cargar con el hecho de que existió y que fueron cómplices de los sucedido, por acción u omisión. Por su parte, ¿pueden olvidar Michelle Bachelet y quienes la apoyan? ¿Pueden olvidar los que apoyan a Hirsch? ¿Pueden perdonar a quienes hasta hoy no piden ese perdón y hasta siguen afirmando que no tienen nada de qué arrepentirse? No. No pueden. A lo menos no pueden como conjunto amplio de ciudadanos. Puede haber gestos nobles, hasta heroicos, si se quiere, como el caso de la candidata de la Concertación, pero quedarán como gestos individuales mientras esas conductas no se difundan y acepten. El tema es mucho más largo y complejo, pero aquí se ha bosquejado para mostrar que en un esfuerzo de "repensar" Chile este capítulo deberá abordarse abiertamente y sin condiciones previas. Chile, como nación, no está reconciliado. Hay gestos parciales muy valiosos y ejemplares, pero queda todavía una largo camino por recorrer. Y es preferible saberlo desde ahora, que vivir después una resurrección del mismo que nos parezca extemporánea y sorpresiva.