martes, agosto 16, 2005

RENOVACIÓN IDEOLÓGICA Y POLÍTICA EN CHILE (IV) Este tema es largo. Por eso va por partes. Los cuatro primeros artículos fueron introductorios y cada uno llevó un título diverso, a saber:
  1. La situación general del mundo
  2. ¿Cómo encontrar un camino?
  3. Mirada histórica de conjunto
  4. Las propuestas del futuro
Aterrizando ahora en Chile, para poder renovar el pensamiento ideológico y político en esta tierra se requiere un diagnóstico certero de la etapa actual. El esfuerzo es similar al que hizo el economista Jorge Ahumada al comenzar la década de los años 60 del siglo recién pasado, cuando en su notable libro "En vez de la miseria", dijo que Chile atravesaba por una "crisis integral" y que, a partir de ella, había que construir un futuro mejor. En respuesta a ese diagnóstico surgieron en definitiva tres grandes proyectos, que tuvieron expresión histórica concreta: comenzó con la "revolución en libertad" encabezada por Eduardo Frei Montalva, siguió con la "revolución socialista democrática" de Salvador Allende" y concluyó con la "contra-revolución, o, también, revolución neoliberal" de Pinochet. Un historiador serio, como Góngora, llamó con bastante acierto a estos proyectos "planificaciones globales".
El Chile que tenemos hoy es, en muchos aspectos, una mezcla de lo que hizo Pinochet y lo que han hecho los tres gobiernos de la Concertación. Hay cosas que estos últimos naturalmente cambiaron en dirección a la redemocratización política, como la reforma constitucional recién aprobada, pero muchas cosas siguen en pie, particularmente en el campo económico y social. El modelo vigente, en especial con las correcciones que le introdujo la Concertación ("crecimiento con equidad", por ejemplo), puede mostrar logros, pero ha sido incapaz de redistribuir riqueza en el país. Han disminuído los pobres y los indigentes en cantidades importantes, pero la brecha entre los que más tienen y los que tienen menos, ha crecido o, en el mejor de los casos, se ha mantenido igual. Del Chile construído por Frei Montalva y Allende quedan ciertos "legados" valiosos, pero muy poco de lo que hicieron. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, el mundo entero ha cambiado radicalmente y lo que vino después, comenzó destruyendo lo hecho y creando un modelo distinto de desarrollo.
Hay un valor, la solidaridad, que está muy ausente en leyes e instituciones. Introducirlo es una tremenda tarea, porque se trata de encarnarlo en cada aspecto de la vida nacional. Pero ese es el mayor desafío del futuro. Si queremos un Chile capaz de acoger a todos sus hijos, permitiéndoles un desarrollo humano elevado, este tema de la solidaridad deberá ser resuelto adecuadamente.
Los partidos políticos van a ser, en el futuro inmediato, decisivos para encontrar un camino. Su destino va a depender del acierto o desacierto con que actúen en este terreno.
Pero otros actores van a tener que estar presentes en esta tarea.
El mundo académico tiene mucho que decir. Después de todo es el sector más permanentemente pensante de nuestra sociedad. Sustraerse a este esfuerzo equivaldría a una capitulación.
Los jóvenes, insertos en los partidos o en el mundo académico, o en cualquier otra instancia, como profesionales, técnicos, etc., tampoco pueden estar ausentes. Después de todo, es predominantemente su futuro lo que está en juego.
Al final, todos los ciudadanos están llamados a participar en esta renovación ideológica y política a llevarse a cabo. La realidad que teníamos hace treinta o cuarenta años cambió para todos y es a todos que nos desafían los cambios y este mundo globalizado. Nada va a volver atrás. Vamos aceleradamente hacia nuevos horizantes, aunque no nos demos cuenta de ello a veces.
Releeo lo escrito y nuevamente siento que voy esquematizando mucho. Pero, tal vez, de todas maneras esto sirva para iniciar conversaciones o diálogos. Quedo, entonces, aquí por hoy.