miércoles, agosto 03, 2005

RENOVACIÓN IDEOLÓGICA Y POLÍTICA EN CHILE (II)
¿Cómo han enfrentado los partidos políticos chilenos el desafío del nuevo contexto? Me atrevería a comenzar afirmando que, de hecho, muy mal. Efectivamente, en este aspecto han estado virtualmente paralizados, como convertidos en estatuas de sal, mirando al pasado. No han comprendido lo sucedido en lo profundo de este planeta y cómo eso también se ha instalado en Chile. Hay demasiada nostalgia del pasado todavía y visiones basadas en realidades completamente superadas. Repasemos brevemente el abanico político de derecha a izquierda.
La Derecha chilena, por ejemplo, aparece anclada en el pensamiento neoliberal, que abrazó vía Escuela de Chicago desde el comienzo de la dictadura de Pinochet y que impuso en el país al amparo de las armas. Y hoy, desde luego, con todavía escasas excepciones, sigue echando de menos los 16 años y medio durante los cuales gobernó sin contrapesos, protegida, repito, por una dictadura feroz que contribuyó a instalar y a legitimar. Por otro lado, no parece sentir motivos para cambiar, porque, a pesar de no controlar el poder ejecutivo, sigue siendo muy poderosa. Además, está satisfecha con el desempeño de la economía nacional, que sigue favoreciendo enormemente a sus representados. Los apoyos de algunos personeros a las políticas centrales del gobierno son un reflejo de esto.
La Concertación, por su parte, ha quedado atrapada en las redes de la herencia dictatorial, particularmente al no enfrentar con más decisión el tema de la distribución de la riqueza y haber sido demasiado continuista en materia de política económica. Una rectificación inteligente resulta impostergable e imperativa para asegurar su vigencia. La Concertación ha sido, ciertamente, un logro histórico importante. El país ha crecido y los pobres han disminuído, pero, paradojalmente, la distancia entre sectores más favorecidos y menos favorecidos no ha disminuído, sino que, incluso, ha aumentado.
La Izquierda extra-parlamentaria (¡¡qué injusticia!!), sobre todo su núcleo más duro (el PC), razona en general como si la vieja sociedad industrial siguiera vigente. No acepta que haya desaparecido la "clase trabajadora" tradicional, aquella que Marx veía como "portadora de las esperanzas de la humanidad" (creo que es textual, aunque estoy citando de memoria...). Hay nuevos alineamientos que descolocan a esta fuerza política, que se niega a reconocer. Hoy predomina una masa fragmentada por mecanismos nuevos y sutiles, que conforman la nueva realidad.
El vendaval no diagnosticado adecuadamente se llama globalización. En el plano del pensamiento hay lo que se llama un cambio de paradigma. Los políticos y, en general, los sectores pensantes de Chile, aún no toman debida nota de él, ni menos sacan las consecuencias respectivas.
Hasta aquí llegamos hoy. Pero, ¡esto sigue!