viernes, julio 29, 2005

LAS PROPUESTAS DEL FUTURO
Siguiendo con la reflexión sobre el mundo actual, reitero lo dicho el miércoles pasado al final: "las ideologías que conocimos en los años 30 a 70 del siglo pasado se formularon con la pretensión de organizar la sociedad industrial. Hoy han ido perdiendo vigencia en la forma en que fueron formuladas, porque la realidad de dicha sociedad ha ido cambiando cada vez más aceleradamente."
Para los efectos prácticos ya no estamos en la sociedad industrial. Rasgos de ese mundo seguirán siempre presentes, como quedan rasgos de la sociedad agrícola también, pero aspectos esenciales suyos, como las fábricas llenas de obreros no calificados y mal pagados que conformaban ese proletariado que Marx veía como la clase portadora de las esperanzas de la humanidad, están en vías de extinción. El progreso tecnológico, al continuar adelante, ha creado también procesos productivos cada vez más automatizados y robotizados, reemplazando progresivamente esa vieja mano de obra por máquinas manejadas por unos pocos expertos. Esto explica la pérdida de peso real en la vida política de aquellas fuerzas que se quedaron con el discurso antiguo y no se dieron el trabajo de mirar la realidad tal cual se les presentaba. Hoy no salen de una condición muy minoritaria.
Lo dicho nos ofrece una pista importante: no hay todavía respuestas definidas y con perfiles propios al macrofenómeno de la globalización.
En 1985, o sea, hace veinte años, Michail Gorbachov asumió el mando supremo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS. Con gran audacia, hizo un intento de "salvar" el socialismo existente mediante la aplicación de dos ideas-fuerza, de las que debían desprenderse enormes consecuencias: 1) la "perestroika", o reforma de la economía y del Estado, y 2) la "glasnost", o transparencia, o también apertura y democratización. Todos sabemos lo sucedido. Era demasiado tarde. La realidad de fondo ya era otra en el mundo. El socialismo realmente existente había sido creado para una situación que estaba siendo superada en el mundo desarrollado e, incluso, en algunas partes no desarrolladas, pero emergentes. Más que fracasada, entonces, la respuesta soviética estaba superada, por totalitaria y por haber desaparecido la sociedad para la que había sido pensada y desarrollada.
En 1989 se produjo la caída del Muro de Berlín y el colapso de los regímenes comunistas de Europa del Este. En Estados Unidos numerosos dirigentes cantaron victoria, pues se creyeron triunfantes absolutos, llegando a proclamar el propio "fin de la Historia" (Francis Fukuyama). El mundo había resuelto sus contradicciones y un solo sistema había triunfado ¡para siempre!
Personalmente, nunca vi las cosas así. Había seguido muy de cerca los procesos europeos y mundiales y pensaba que los sistemas totalitarios habían dejado de ser viables ante los "forados" abiertos por el avance de las tecnologías comunicacionales. Desde mi llegada a Alemania en 1973 y mis reiteradas visitas al Este de Berlín, creí que el régimen allí instalado se desplomaría. No tenían como atajar los vientos de libertad que se filtraban por una frontera física que ya no servía. Pero tampoco creí en una victoria absoluta norteamericana. Lo sería por un momento, quizá, pero su camino no me parecía capaz de asegurarle bienestar a su propia población y menos al resto del mundo.
Me atrevo a decir que desde 1990 hasta ahora estamos todos reconcursando. Esto es, todos andamos buscando las respuestas para la nueva realidad, que ya no pueden ser las mismas de antes. Esto explica, en parte, los debilitamientos espirituales, los desalientos y hasta los desplomes sufridos por prácticamente todas las fuerzas políticas contemporáneas, generando inseguridad en sus adherentes.
Después de estos capítulos introductorios, redactados a manera de pinceladas, proximamente nos internaremos, por fin, en el espinoso panorama político chileno. Tener como telón de fondo lo que hemos reseñado me parece fundamental.

2 Comments:

At 2:18 a. m., Blogger CiberAmérica said...

Estimado Otto,
Parece ser que la propensión natural de las personas y de las organizaciones políticas es más bien a replegarse sobre su identidad para enfrentar las incertidumbres propias de la globalización y las sucesivas olas de modernizaciones. Y sin embargo, tal como planteas en el texto, dichas identidades de cultura política han estado ligadas a la sociedad industrial tradicional y hoy, en la era de la sociedad de la información, la sociedad y la producción ha cambiado en mucho con las nuevas tecnologías y la digitalización de los procesos.
Chile ha desarrollado una economía e infraestructuras modernas. Se sabe globalizado, pero a nivel de la cultura expresada por los partidos políticos, cuesta identificar el nuevo estilo. La concentración de la élite en las tareas de Estado ha inhibido un renacimiento cultural político. Talvez aún no ha madurado esta dimensión de la transición, y sea ésta, la primera generación crecida en la sociedad de la información, la que lleve a los partidos a redefinir sus identidades acorde a los tiempos. Ojalá veamos los resultados para el Bicentenario 2010.
Te invito a visitar el blog:
El Gaviero cl blog
en http://gavieros.blogspot.com - donde, a veces, aprovecho tus reflexiones para revisar y poner las mías en papel virtual! saludos cordiales, arturo durán

 
At 12:38 a. m., Blogger Otto Boye said...

Arturo:
Estoy de acuerdo contigo. Los cambios han sido muy rápidos y la inmensa mayoría de las personas y las instituciones han sido hasta ahora incapaces de absorber y asumir los nuevos requerimientos. Por eso no existe aún un diagnóstico exhaustivo de la sociedad de la información y el conocimiento, generando con ello mucha inseguridad. Aferrarse al pasado cosntituye una forma de vencer dicho estado de ánimo.
Miraré, con mucho gusto, tu página. En la parte principal de este blog continuaré desarrollando el tema que nos preocua.

 

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