lunes, abril 23, 2007

SETENTA AÑOS ¿SON ALGO?

En este día 23 de abril del 2007, en que estoy cumpliendo 70 años de vida sobre la tierra, me nace escribir algo al respecto. He llegado a esta edad en bastante buena forma, y tal vez por eso he reflexionado mucho en todo lo vivido en este lapso. Se trata de un tiempo significativo para cualquiera. Aunque no es poco, desde ciertos ángulos se ve como un suspiro. En términos de eternidad lo es. En visión histórica casi también. Pero si consideramos que el promedio de vida ha subido en Chile a setenta o más años sólo en el último siglo, esta edad no es menor y no caben quejas si la vida se acaba en torno a esta frontera. Mi padre murió a los 61 años y mi hermano Gustavo a los 62... Por otra parte, salvo el suicida, nadie fija el día de su partida. Eso debiera llevarnos a vivir cada día como si fuera el último, con gran intensidad y compromiso en todo lo que hacemos. Solemos hacer lo contrario: vivir cada día como si tuviéramos todo el tiempo del mundo por delante y postergar todo lo que verdaderamente importa. Personalmente me siento feliz de haber vivido intensamente. Me siento privilegiado por este hecho. Nací en una atmósfera favorable a mi desarrollo, con padres excelentes y muy buenos hermanos. Fuimos cinco, pero dos de ellos se fueron de la vida demasiado prematuramente. Tuve acceso a una buena educación y formamos después, con Nina María, una familia que, para mi gusto, resultó espectacular. Todo partió de la pareja que formamos, pues logramos desarrollarla, hasta hoy, en amor creciente y sostenido, con capacidad de sortear todas las pruebas. Tuvimos ocho hijos maravillosos (Alejandro, Marcela, Macarena, Felipe, Sebastián, Catalina, Esteban y Sofía), que contribuyeron, cada uno a su modo y con su personalidad, a enriquecernos espiritual e intelectualmente, y a unirnos cada vez más. Con ellos compartimos alegrías y dolores. El más fuerte, entre estos últimos, fue la partida de Marcela, fallecida en accidente carretero en Venezuela el 20 de julio de 2003. Tenía 36 años. Ahora ya hay 15 nietos, algunos bastante grandes y tres nacidos recién, o en el último año y cuatro meses. Tengo (y tenemos) amigos que son como hermanos y que nos han acompañado en las buenas y en las malas. Profesionalmente también tuve muchas satisfacciones y logros, ocupando todo tipo de responsabilidades, desde pequeñas hasta algunas bastante elevadas. Traté siempre de servirlas lo mejor que pude. Hoy, con 70 cumplidos, sigo trabajando y luchando con el mismo entusiasmo de siempre por las ideas y los valores de siempre. En definitiva, haciendo el balance podría cantar con Violeta Parra: "Gracias a la vida, que me ha dado tanto."