jueves, marzo 08, 2007

RECAPITULANDO

Lo que hemos dicho hasta ahora en los últimos cinco post merece una rápida recapitulación:
  1. Estamos en medio de una crisis, expresada en malestares varios algo confusos, pero reales, que, como toda crisis, ofrece la oportunidad de encontrar mejores caminos para enfrentar los problemas que nos aquejan.
  2. En el origen de nuestro malestar está la falta de soluciones integrales, que existen, pero que ignoramos. Las que se aplican son parciales, chatas, frías y, por eso mismo, crueles.
  3. Para lograr soluciones integrales se requiere diagnosticar bien la realidad, no equivocarse en este punto, abarcando todos sus aspectos.
  4. Toda realidad tiene cuatro grandes dimensiones: exterior-individual, interior-individual, exterior-colectiva e interior-colectiva. El desarrollo, para ser integral, debe tomar siempre en cuenta estas dimensiones. El humanismo, para ser integral, debe hacer lo mismo.
  5. Se puede salir bien de la crisis si en el campo de las políticas públicas contemplamos las cuatro grandes dimensiones de toda realidad.
La tarea que tenemos por delante no es simple. No hay que engañarse en esto. El mundo se ha hecho cada día más complejo. Por eso, formular caminos integrales, que tomen en cuenta todas las dimensiones de la realidad, no es fácil. Tal vez allí, por una cierta pereza subyacente en todos nosotros, radique una de las causas de una cierta tendencia a simplificar las cosas y concentrar esfuerzos en forma unidimensional. El paradigma dominante en la actualidad trata de reducir todo a la economía que, como disciplina se mueve básicamente en el ámbito de lo colectivo exterior. No trabaja con personas individuales, como un médico ante su paciente, ni indaga los sentimientos profundos de una persona, como lo hace el psicólogo que interroga al yo de la persona que interroga, ni mucho menos se preocupa por los valores culturales que determinan la conducta de cada sociedad humana. La economía trabaja con "recursos" humanos o, más brutal aún, con "capital" humano. En definitiva, sólo mide superficies, pero se niega a tomar en cuenta otras dimensiones y a aceptar que otras disciplinas tienen que trabajar con ella para dar cuenta de la realidad completa. La economía de la gran mayoría de los economistas contemporáneos es autista, no escucha el clamor de los pobres, el llanto de un niño o los dolores de una madre. En su egocentrismo que cree saberlo todo no escucha a nadie y se deshumaniza todos los días. Las excepciones, que las hay y son honrosas siempre, sólo confirman la regla general. A partir de aquí debemos comenzar la búsqueda de soluciones. Deberán ser integrales y, adelantando algo, atravesadas por un valor central como es la solidaridad.

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