jueves, abril 05, 2007

CUARTA DIMENSIÓN DE LO INTEGRAL

Llegamos, finalmente, a la cuarta dimensión de lo integral. Ella toca al yo individual, a la vida interior de una persona. En efecto, el ser humano no es pura superficie, no es solamente un ente físico, una máquina manipulable desde fuera cada vez que algo no funciona bien en ella. Hay una dimensión interior, espiritual y psicológica, a la que no se llega por los caminos de las otras dimensiones. Además, aunque éstas funcionen a la perfección (supongamos a una persona físicamente sana, que vive bien en su barrio en una buena casa y se lleva bien con los vecinos, y que no tiene rechazos culturales que la angustien), si no atendemos la cuarta dimensión podríamos sufrir sorpresas enormes. Pensemos, por ejemplo, en los suicidios que se dan en países super desarrollados, en los que quienes los cometen han sido personas a las que, al menos en apariencia, nada les ha faltado. Ellos suelen partir de este mundo muy infelices. Las causas pueden ser muy variadas, pero todas se radican en una dimensión interior e individual no captable con los instrumentos de la tercera dimensión. La psicología es la disciplina que intenta penetrar en este mundo. También algunas prácticas recomendadas por religiones o escuelas filosóficas, como son, diversas formas de meditación, tratan de penetarlo. La primera, en particular, lo hace con herramientas que descansan, para tener éxito, en una relación de confianza con la persona afectada, que le permite, sin cerrarse herméticamente, conocer lo que verdadera está pasando en la vida interior de la misma. Una política pública que busque el desarrollo integral de las personas, no puede descuidar este aspecto, como ninguno de los tres aspectos tratados anteriormente.

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