viernes, julio 14, 2006

¿QUIÉNES MATARON A EDUARDO FREI MONTALVA?

A quienes nos tocó la suerte de conocer personalmente a Eduardo Frei Montalva, convivir muchas veces con él y hasta trabajar a su lado, nos cuesta mucho hablar de su fin. La verdad es que nos dolió profundamente su partida de este mundo. No sólo lo admirábamos. Le teníamos afecto humano. Todos consideramos prematura su muerte a los 71 años. Hoy nos cuesta mucho más hablar de su altamente probable asesinato. No obstante, un artículo de la prestigiosa y valiente periodista Mónica González, aparecido en la última edición de The Clinic, provoca algunas breves reflexiones que aquí comparto:
  • De comprobarse definitivamente su asesinato, cosa hoy altamente plausible, estaríamos ante otro hecho mayor acaecido bajo la responsabilidad política de Augusto Pinochet Ugarte. Sería, además, un acicate complementario para seguir indagando todo su período, así le siga molestando al sector político que lo apoyó incondicionalmente y que, por eso, la comparte aunque hoy trate de negarlo.
  • El tema de la responsabilidad criminal se encuentra, por ahora, en manos de la Justicia. Es de esperar que avance al máximo en establecer los hechos. Un buen trabajo en este campo contribuiría en algo a limpiar al Poder Judicial chileno de muchas claudicaciones y manchas que acumuló bajo la dictadura, cuando se hizo cómplice del horror que sucedía, al denegar justicia con pobres y tristes argumentos.
  • Algún día, agotado el camino anterior, quedarán siempre abiertos los senderos de la investigación independiente, como los de la periodista aludida o los de los historiadores acuciosos. La verdad completa debe saberse y, seguramente, se sabrá. El país entero debe madurar en este punto y comprender que su propia salud espiritual depende de que llegue a conocer muy bien su propio pasado, a fin de no volver a caer en el mismo infierno.

Termino con un testimonio personal. Después de haber vivido varios años en Alemania, regresé a Chile en 1982, ocho meses después de la muerte de Frei. Había estado con él en Bonn, poco antes de su operación de hernia al hiato y lo había visto lleno de energías espirituales y anímicas para seguir luchando por la recuperación de la democracia, tan pronto se recuperara de la intervención quirúrgica ("es un hecho menor, pero me molesta y por eso lo voy a hacer", nos dijo a Gabriel Valdés, a Mariano Fernández y a mí, conversando en su habitación del hotel en que se hospedaba). Tal vez movido por este encuentro, en que al despedirnos me dijo que me esperaba en Chile, al llegar al país, desde los primeros contactos con los amigos y camaradas de toda la vida, traté de saber más sobre su muerte. Fue en estas circunstancias cuando un ex-ministro suyo me dijo con una seguridad impresionante: "A Frei lo mataron". Quedé mudo. Recuerdo que se me apretó el corazón. Hoy cuando nos acercamos quizá a la verdad definitiva, me sigue sucediendo lo mismo: vuelvo a enmudecer y se me aprieta el corazón... Pese a ello -o, tal vez, debido a ello- quiero saber la verdad completa. Es, por lo demás y antes que nada, el derecho de su familia, de sus amigos y del país entero, que un día lo tuvo como su conductor máximo, elegido con inmenso apoyo.

2 Comments:

At 8:56 p. m., Blogger Hernan Gonzalez Vergara said...

De Pinochet podemos esperar cualquier cosa. Por lo tanto, la muerte de Frei Montalva constituye hoy casi una certeza.
Hay dos cosas que me impresionan de este hecho, a partir de la lectura del The Clinic. En primer lugar lo fuerte que resulta el hecho de que se asesine en Chile a un ex-presidente. No es parte de nada de lo que conozcamos en la historia de Chile. No forma parte de nuestro ethos. Nuestra alma nacional se constituye de maderas de otra fibra. Quizas sea por ello que a las personas que rodearon a don Eduardo les fuera tan dificil siquiera aventurar la tesis del asesinato, inmediatamente ocurrida su muerte. Tanto Allende como Balmaceda, dos de nuestros unicos presidente trágicos, recurrieron al expediente de la mano propia para terminar con sus vidas.
Por otro lado, impresiona la bajeza y el insondable horror en que vivía Pinochet como para atreverse a ir contra el peso magnifico de la historia de Chile y matar a Frei. Me lo imagino aguijoneado por su mujer, que cuidate, que actua, que da la orden, que librate de Frei, que hasta cuando.

 
At 2:04 p. m., Blogger Luciana said...

Es tremenda la sombra de esta duda. Yo no estaba conectada siquiera a la DC en ese tiempo, y llegaron los rumores por varias partes que "le metieron la bacteria en la Clínica para matarlo" a la semana siguiente de su muerte. O sea, algo casi asumido y entendido por muchas personas. Creo honestamente que ahora, transcurridos tantos años, será difícil probar algo, a menos que una persona directamente involucrada decida hablar y admitir "yo fui" o "vi a fulano cuando lo hizo". Y eso...poco probable, dada la muerte de Berríos y varios más.

 

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