sábado, septiembre 10, 2005

GOLPE MILITAR DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973 (II)
Seguimos con la segunda parte de este texto:
"4.- La forma tan extremadamente violenta como se dio el golpe (con bombardeo y destrucción parcial grave del palacio de La Moneda entre muchas otras cosas), selló desde un comienzo las posibilidades de un retorno rápido a la democracia. Esto no fue visto así por los actores políticos de izquierda y de la DC, desplazados por el nuevo régimen, que creyeron en un gobierno militar de corta duración. Esta equivocación clamorosa se debió en gran medida al desconocimiento que había en la clase política respecto a los militares chilenos y a la verdadera capacidad política operativa de los partidos de izquierda y de centro en un régimen de dictadura como el que se instaló el 11 de septiembre de 1973. Al momento del golpe había muy pocos estudios sobre las Fuerzas Armadas chilenas. Recuerdo algunos escritos proféticos dentro de la DC, pero sin eco, de Alberto Sepúlveda Almarza, y un libro del francés Alain Joxe de 1970 (“Las Fuerzas Armadas en el sistema político chileno”), que despertó algún interés, pero sólo en pequeños círculos de estudiosos. La extrema violencia del golpe, que le costó la vida a tantos chilenos en sus primeras semanas, quedó grabada con fuerza simbólica, en dos de los muchos gravísimos hechos acaecidos. El primero estuvo compuesto por los inútiles y absurdos bombardeos del Palacio Presidencial de La Moneda y de la residencia del Presidente Allende. Con estos actos se le dijo al país que se destruía el viejo edificio constitucional de la democracia chilena. El segundo, compuesto por los saqueos de las casas de Pablo Neruda, en los mismos momentos en que él agonizaba en una Clínica de Santiago, le habló al país de odios que llegaban hasta tocar a una de las glorias de la literatura chilena y universal de todos los tiempos. Eran odios ideológicos (anticomunismo) y culturales que quedaron ahí plasmados para siempre en la memoria histórica de Chile y el mundo." "5.- Hubo guerra civil en la mente de los sectores extremos enfrentados, pero no en la práctica. En verdad, fue un fantasma verbal, retórico, semántico, levantado primero por los comunistas durante el gobierno de Allende (recordar su campaña de “No a la guerra civil”) y por la derecha y la cúpula militar después, que utilizaron ampliamente, sobre todo “a posteriori”, como pretexto para apoyar el golpe y justificar las violaciones masivas a los derechos humanos. Pero la verdad es que desde el abortado intento de golpe, que fue llamado “tancazo” o “tanquetazo”, encabezado por el coronel Souper el 29 de junio de 1973, el alto mando de las FF.AA. (Pinochet, entre ellos) sabía que la izquierda allendista no tenía capacidad de fuego real como para enfrentarlas con éxito y mucho menos para derrotarlas. Las motivaciones de los golpistas fueron ideológicas y no siempre basadas en realidades sólidas. El famoso “Plan Z” fue un invento completo, un engaño total. Prometieron mostrar las pruebas. Nunca lo hicieron, porque no podían. Dichas pruebas no existían. Si las hubieran tenido, no habrían vacilado un instante en mostrarlas, pues ellas les habrían proporcionado un argumento sólido en favor del golpe, legitimándolo políticamente mucho. Las siguientes palabras del general Odlanier Mena, que fue jefe de la Central Nacional de Inteligencia, CNI, durante el gobierno de Pinochet, constituyen un impresionante y elocuente mentis a la idea de la guerra civil y a la afirmación de que los militares habrían actuado debido a que estaban perfectamente informados de que existía un plan (“Z”) para eliminarlos: “Pregúntenme por qué ocurrieron las violaciones a los derechos humanos, por qué las torturas y los detenidos-desaparecidos. Yo les voy a responder que la causa estuvo, en buena medida, en una deficiente información de inteligencia en el período anterior e inmediatamente posterior al 11 de septiembre.” Y agrega sin inmutarse: “En el 73 ocurrieron muchos desaparecimientos, muchas torturas y muchas muertes que después se han ido explicitando. Y eso se debió a que por un defecto de información, se tenía la impresión de que se enfrentaba una guerra civil.” (Diario “La Segunda”, 8 de marzo de 1991) Mi modesto comentario es: a confesión de parte, relevo de pruebas." "6.- El PC fue durante el gobierno de Allende la fuerza moderada y moderadora de la Unidad Popular. Otros sectores en esta misma línea fueron el MAPU-OC (Gazmuri), el PR y el sector allendista del PS. La Izquierda Cristiana, el MAPU (Garretón) y el sector mayoritario del PS se alinearon en posiciones cercanas a las del MIR, que se movía desde fuera de la Unidad Popular. El nervio de la estrategia comunista, en particular a partir del segundo año del gobierno de Allende, se expresó en la frase “consolidemos lo hecho” y en el intento de evitar el enfrentamiento armado. Su espacio de maniobra dentro de la coalición de gobierno, por la creciente presión del otro sector, se fue estrechando con el paso del tiempo, hasta hacerse completamente ineficaz. La otra posición se tradujo en la idea de “avanzar sin transar” y en la convicción de que al final el uso de las armas tendría “la palabra” (en el penúltimo número de la revista “Punto Final”, de extrema izquierda, aparecido 15 días antes del 11 de septiembre, sus redactores colocaron en su portada el titular “El camarada mauser tiene la palabra”...). Ahora bien, durante los tres años de Allende, el evidente predominio de la estrategia moderada y realista de los primeros tiempos fue cediendo terreno a la estrategia maximalista y voluntarista en la segunda mitad del período. La percepción desde fuera de esta realidad fue decisiva para el vuelco interno producido en la cúpula de las FF.AA. Un creciente grupo de oficiales fue creyendo que el control del gobierno lo iba teniendo gradualmente la extrema izquierda y que Allende ya no dominaba la situación. Aunque el sistema político seguía funcionando en plenitud, y hasta mostraba resultados de arreglos que se conseguían por medio de negociaciones políticas (cf. Boye, Hermano Bernardo, 1986, p. 191 y sigs.), la imagen que proyectaban los actores del gobierno, desde Allende, que no se decidía a definir una posición clara y tajante dentro de estos dilemas, hasta los moderados y los extremistas, alimentaba los temores de los altos oficiales, afianzados por una campaña “a todo trapo” de la derecha. ¡Revísense y léanse hoy los diarios de la derecha de ese tiempo!"
Hasta aquí esta vez. Continuará...