sábado, septiembre 10, 2005

GOLPE MILITAR DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973 (I)
Como anuncié, reproduzco aquí un texto mío redactado para formar parte de unas memorias que estoy escribiendo. Lo dividiré en partes, para no abrumar a los lectores que, para felicidad mía, van en aumento. Aquí va, pues, la primera parte: "El golpe militar del 11 de septiembre de 1973 dividió violentamente la historia de Chile en dos, con una profundidad que aún no logramos medir plenamente. Falta sencillamente la perspectiva que da el tiempo y la distancia frente a los hechos para hacerlo. En lo personal, cambió la vida de varias capas generacionales de políticos, en una de las cuales yo también me encontraba. A algunos les costó la vida. A otros, el fin de su trayectoria. A muchos, como a mí, nos significó varios años más de lo presupuestado de estar alejados de Chile, lo que, por fortuna, pudimos aprovechar bien, junto a chilenos exiliados y no exiliados que hicieron algo semejante, estudiando y preparándose para insertarse en una nueva etapa histórica del país. Pero nuestra forma de retornar a la política chilena cambió sustantivamente. Nada fue igual al pasado y todos nuestros cálculos de esa época fallaron y modificaron cualquier plan que hubiésemos podido haber diseñado." "La verdadera historia del golpe tal vez no se escriba nunca completamente. Sus actores principales han dejado testimonios que tienden a embellecer su acción, mientras han procurado borrar al máximo las huellas de sus fallas. Pinochet, sobre todo, ha tratado de demostrar que fue el primero de todos en ver claro y saber lo que tenía que hacer, tal vez para ocultar el hecho verdadero de que se subió al carro al final de los finales, cuando ya no tenía alternativa para retroceder ante la decisión que ya habían tomado la Marina y la Aviación de actuar el 11 de septiembre. Sus intentos han sido tan burdos, que han delatado precisamente lo contrario de lo que quería demostrar." "En cualquier caso, mi visión global puede resumirse en algunos puntos centrales:" "1.- Los militares fueron convirtiéndose dinámicamente en actores políticos principales de la vida nacional, a lo menos desde el “tacnazo” del general Viaux en octubre de 1969 contra el Presidente Frei Montalva (Cf. Boye, Crisis Militar, en: “Mensaje” de Diciembre de 1969). Su insatisfacción respecto de su “rol” en la sociedad chilena venía creciendo desde mucho antes. Allende los involucró en varios momentos de su gobierno, pero no lo hizo en forma segura. Los llamó dos veces a integrar su gabinete y en ambas ocasiones los despidió después de un tiempo. Al final, cuando más los necesitaba, no le respondieron como quería, perdiendo por completo el control sobre ellos. Pero ellos no actuaron contra el Presidente solos, sino acompañados y estimulados por la derecha, que logró de esta forma retornar a un poder que le había ido siendo cada vez más esquivo durante el siglo XX." "2.- El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 fue posible porque muchos factores simultáneos confluyeron para permitirlo. La mecánica política, social, económica, militar y hasta cultural, ha sido bastante estudiada y está relativamente clara. Se trató de un hecho mayor, de una contrarrevolución, que tiene plena explicación (no justificación) en el contexto en que se dio. Ninguna interpretación monocausal es válida, pues reduce un fenómeno extremadamente complejo a simplismos que no se sostienen con ningún análisis medianamente cuidadoso y riguroso." "3.- Las responsabilidades políticas y éticas están ampliamente repartidas; pero, si se hace una lista que vaya de mayor a menor, será siempre encabezada por Allende, la coalición gubernamental que le dio sustento y, sobre todo, la extrema izquierda. Esto no elimina la importancia de la conspiración de la derecha desde el mismo 4 de septiembre de 1970 en la noche, de la intervención americana hoy más que probada, de la actitud claramente hostil de los jueces de la Corte Suprema hacia el gobierno de Allende, de la hostilidad abierta y agresiva de los colegios profesionales, de los camioneros, de la DC y su postura de “no dejarle pasar una” al gobierno, de la traición de Pinochet al Presidente que lo había designado en el cargo pocos días antes, etc. Como lo dijo con clarividencia Radomiro Tomic en su famosa carta a Carlos Prats del 25 de agosto de 1973, o sea, escrita en el borde del abismo: “La turbia ola de pasiones exacerbadas y violencia, de ceguera moral e irresponsabilidad, de debilidades y claudicaciones, que estremece a todos los sectores de la nacionalidad y que es obra, en grado mayor o menor, de todos ellos, amenaza sumergir el país tal vez por muchos años. Sería injusto negar que la responsabilidad de algunos es mayor que la de otros, pero, unos más y otros menos, entre todos estamos empujando a la democracia chilena al matadero. Como en las tragedias del teatro griego clásico, todos saben lo que va a ocurrir, todos desean que no ocurra, pero cada cual hace precisamente lo necesario para que suceda lo que pretende evitar.” Por cierto, de nada sirvió tanta clarividencia... Cuando estas palabras fueron escritas ya era demasiado tarde."
Hasta aquí llegamos hoy. Pero, continuará...