miércoles, septiembre 07, 2005

¿CRIMINALIZAR VERSUS DESCRIMINALIZAR?
¿Dos caras de una misma moneda? ¿Yin y yang? ¿Dos realidades opuestas en un mismo fenómeno, casi como en la entretenida nueva teleserie (VERSUS) de TVN? No lo sé. Tal vez. Pero las reflexiones que siguen nacen de la aprobación unánime por el Congreso de normas para combatir la violencia intrafamiliar. El hecho, sucedido ayer, fue celebrado por todo el mundo. Fue un momento feliz. Quedan, no obstante, muchas interrogantes.
En efecto, la unanimidad alcanzada ayer le confiere a la normativa gran legitimidad y fuerza. Pero surge una necesaria pregunta: ¿disminuirá esta lacra social gracias a las nuevas normas? Evidentemente, no. La ley no cambia la realidad. Sólo introduce un hecho nuevo: de ahora en adelante podrá castigarse más fácilmente a los responsables de este delito. Por esto es menester seguir reflexionando.
Los pasos siguientes deben apuntar a profundizar más en el tema, buscando sus raíces y causas, que se anidan, creo, en el alma de los victimarios y, también, de las víctimas. En cierta forma, después de configurar un delito y su castigo (al criminalizar o convertir la violencia intrafamiliar en un delito, en un crimen) hay que tratar de atacar las causas que lo producen. Un empeño así nos llevará a desembocar en otro escenario, donde debieran darse efuerzos para conocer a fondo la situación completa de las relaciones familiares e identificar factores que contribuyen a estimular y facilitar el uso de la violencia. Este aspecto es eminentemente descriminalizador. Se estudiarán aquí realidades sociales como la vivienda, el hacinamiento, la cesantía o el trabajo mal remunerado, etc.
Miradas así las cosas, estamos ante una situación de, a lo menos, dos caras. Ellas deben abordarse simultáneamente.