sábado, julio 05, 2008

INGRID BETANCOURT: LA FUERZA DEL ESPÍRITU (II)

Fue liberada hace alrededor de 72 horas y ya ha movilizado energías espirituales y emocionales de enorme magnitud. La irradiación de esperanza, de decencia, de fuerza vital, es indudable. en cada uno de sus gestos y de sus palabras. Esto lo ha percibido, como pocas veces, el mundo entero. El contraste entre su rostro luminoso y su mirada transparente y a la cara, con el rostro agrio y la mirada al suelo de sus carceleros constituye el retrato más palpable de la superioridad de la noviolencia sobre la violencia. A la hora de medirse la calidad y el nivel de conciencia moral de ambos caminos, dicho contraste da la respuesta. Ella moviliza admiración, entusiasmo, deseos de luchar. Ellos sólo pueden producir compasión. Cada uno cosecha lo que siembra. El mundo interior de Ingrid Betancourt está estructurado en torno al amor a su pueblo y a los suyos más cercanos, de donde nace su deseo y decisión de luchar por acabar con la pesadilla infernal que todavía vive Colombia. No ha esperado un segundo y ya ha interpelado al mundo entero y a países específicos para que trabajen juntos y sin más peleas mezquinas por llegar al final del túnel contruído por la soberbia armada de una guerrilla sin razón ni destino. Ya ha movilizado a todo su país, con el Presidente Uribe a la cabeza. Ya hace unas horas fue recibida en persona, en la loza misma del aeropuerto, por el Presidente de Francia. En unos días más la va a recibir el Papa. Ingrid Betancourt es ya un personaje de primera línea en el mundo y su voz tiene una fuerza que sólo nace de su espíritu. En este contexto no sólo hay sorpresa, sino también alivio y esperanza: el camino noviolento puede más, encarna lo mejor de la humanidad y debe derrotar, día a día y paso a paso, a la violencia. Incluso un aparato armado como las FF.AA. de Colombia acaban de sentir en sus entrañas esta realidad. Bastó un operación de inteligencia hecha con perfección y coraje, en que no se disparó una sola bala mortal, para que ese cuerpo entrenado predominantemente para usar la violencia, se llenara de gloria, de elogios y de prestigio. Pienso, entonces, que es la fuerza del espíritu, hoy encarnado en Ingrid, como ayer en Gandhi, King y tantos otros, la que hace el milagro. La victoria definitiva pertenece a la fuerza del amor que emerge de la noviolencia. No olvidemos este mensaje. La noviolencia tiene la capacidad profunda de superar todas las dificultades que se le presentan. Es el camino del futuro, de la mano de Ingrid y de todos los que, como ella, estén dispuestos a practicarla.

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