domingo, octubre 07, 2007

LA FAMILIA PINOCHET EN PRISIÓN

Lo sucedido con los principales miembros de la familia de Augusto Pinochet Ugarte, que vivieron dos noches detenidos en diversos lugares de reclusión, suscita reflexiones que no caen en el patetismo de sus componentes y de sus defensores, que quieren mostrarlos como víctimas de un juez que sólo busca vengarse. Ante los hechos que sustentan el fallo del ministro Cerda ese argumento no resiste análisis alguno. Más bien, se constituye en la demostración de que ellos siguen creyendo que todo lo que hicieron estuvo bien hecho y que deberían ser absueltos de todo cargo. Con ese cuadro mental está asegurado el hecho de que jamás van a llegar a entender que nadie puede estar en la sociedad actual por encima de la ley y de la moral pública. Tanto el ex dictador, como su familia y entorno, usaron el poder sin control, como si el mismo Dios los hubiese autorizado. Hoy, cuando han debido experimentar una fracción minúscula de lo que padeció tanta gente durante la dictadura (48 horas recluidos), claman al cielo y hasta se sienten víctimas de violación a sus derechos humanos. Frente a esta actitud llorosa se levantan los detenidos desaparecidos, los torturados, Carlos Prats, Orlando Letelier, Bernardo Leighton, Tucapel Jiménez, los exiliados y los reprimidos en esos años aciagos. Sus casos marcan la diferencia. Ninguno de ellos tuvo las posibilidades de defenderse como las que tuvo Pinochet, su familia y sus colaboradores más cercanos. Por eso sus reclamos suenan débiles. Creo que lo que está pasando es sano, pues advierte a futuros candidatos a dictador que en algún momento se les pedirá cuenta de sus actos. Eso puede frenarlos algo si en el porvenir volviera Chile a tener una dictadura, cosa que no le deseamos a las generaciones venideras. Además, la sociedad chilena sigue avanzando en el conocimiento de la verdad. ¡Y eso también es positivo!

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