martes, mayo 25, 2010

PRIMER MENSAJE DE PIÑERA: METAS AMBICIOSAS CON CAMINOS INSEGUROS

El primer mensaje al país ante el congreso pleno del presidente Piñera del 21 de mayo pasado se caracterizó por fijar metas ambiciosas, lo que le dio cierto vuelo y aires de grandeza. Pero, simultáneamente, esto le abrió al país de inmediato, incluyendo a altos dirigentes que lo apoyan, la pregunta sobre los instrumentos concretos a utilizar para alcanzarlas en los exigentes plazos colocados. Enunciar metas es muy sencillo y no hay límites en su contenido. Puedo establecer que en cuatro años vamos a construir en Chile el paraíso terrenal. Se puede decir lo que se quiera y abundan los políticos que hacen este tipo de ejercicio en busca de apoyo. Y no faltan los que se creen todo este cuento. Lo complejo se da en los medios a emplear, porque es aquí donde se juega el destino de los fines o metas. ¡Y es aquí donde estuvo el lado más débil de la exposición del presidente! En efecto, fue demasiado genérico en sus alusiones a este punto, sembrando el terreno de interrogantes legítimas. Quedó, así, casi todo pendiente, a la espera de aterrizajes que no dependerán sólo de su voluntad. Comenzando por su equipo, que aún exhibe, en su gran mayoría, un comportamiento de aficionados; siguiendo por un aparato estatal añejo e insuficiente; y terminando con un congreso que no controla y que lo obligará a negociar, ¡casi todo está aún en la nebulosa! Agréguese la reconstrucción, que todavía está consumiendo las mayores energías en la fase de emergencia y se tendrá claridad sobre lo incierto del cuadro pintado por Piñera. No queda otra que esperar ver en el día a día, en las decisiones concretas y en el comportamiento real del conjunto de la sociedad chilena, el resultado real de lo diseñado con tanta facilidad por el primer mandatario. Deberemos estar atentos, porque el mensaje no resolvió este punto crucial.