miércoles, julio 29, 2009

HONDURAS: ¿SE ABRE CAMINO LA RAZÓN?

Diálogo es el camino, señalé en mi último comentario sobre el caso hondureño. Y al parecer, es lo que podría estar primando, a pesar de lo compleja que es la situación. El Presidente Arias de Costa Rica ha hecho un gran trabajo, hablando con la razón y mostrándole a las partes los efectos que tendría en la vida de Honduras una posición maximalista y voluntarista de los dos sectores en pugna. José Miguel Insulza, desde la OEA, también ha aportado lo suyo y sería una injusticia no valorar positivamente sus pasos. En suma, se ha creado una base que las partes en conflicto y, en especial, los militares hondureños, están comenzando a comprender. Es de desear ahora que el hilo articulador de un acuerdo nacional que le devuelva la paz a Honduras no se corte y que pronto podamos celebrar un éxito de la vía empleada para resolver este conflicto. Las autoridades que tienen el poder en ese país no han podido justificar toda su actuación. Tienen argumentos, porque Zelaya tampoco era un angelito, pero, en particular, la forma física, humillante, como fue sacado del poder y enviado a Costa Rica proyectó, lógicamente, la imagen de "golpe" o "cuartelazo". Y eso, en el mundo de las imágenes mediáticas, no se borra fácilmente. Para salir del atolladero cada parte debe pagar un precio. Ninguno podrá obtener el 100% de lo buscado. Hagamos votos por la primacía de la racionalidad y de la responsabilidad ante el pueblo hondureño, para que logre vivir y desarrollarse en paz.

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lunes, julio 20, 2009

MARCELA BOYE SOTO (4.10.1966 - 20.7.2003)

Hoy se cumplen seis años de la partida de Marcela. Es motivo para que la familia entera vuelva a conectarse con el momento en que su ser más profundo e inmortal dejó el espacio tridimensional que habitaba y el tiempo, también con tres aspectos (pasado, presente y futuro) en que desarrollaba con entusiamo sus actividades, instante temporal en que abandonó su cuerpo físico y entró en una realidad no comprensible para nuestro pobre entendimiento y no expresable con nuestro siempre insuficiente vocabulario. Otra vez somos estimulados a reflexionar y a hacernos preguntas. Indescriptible y misteriosa, la realidad de su muerte fue calificada por la propia Marcela como el paso a una "cuarta dimensión", que ella llegó a ver como un "regalo" a "disfrutar". Aceptando estas imágenes metafóricas, igualmente limitadas e incompletas, pero impresionantes, debo compartir con quien lea estas líneas, la idea de que corresponde a algo que realmente existe, que es, y que convierte a lo que llamamos "muerte" en verdadera vida eterna, anterior y posterior a cualquier realidad tangible que captemos con nuestros sentidos y sus hoy múltiples extensiones. El hecho es que, como he expresado en otras ocasiones, Marcela está tan presente en nuestra familia, que la palabra "muerte" ha perdido el significado negativo que le dimos al suceder el accidente que la sacó de su camino terrestre. Su alma, al abandonar la morada brindada por su cuerpo físico, siguió viva, como también lo estaba antes de todos los tiempos mensurables. Más aún, a partir de entonces, se hizo más luminosa y radiante que nunca. Una vez más, lo dicho no expresa cabalmente la grandeza de ese paso de la vida terrenal a la otra vida. Sin embargo, nos da paz interior, porque nos hace sentir un significado de lo sucedido que debe colmarnos de esperanza y hasta felicidad. Y esto hoy se lo debemos a Marcela, nuestra segunda hija, que se fue, inesperadamente para todos los que la sobrevivimos, dejándonos señales y lecciones indelebles para vencer nuestros apegos limitantes y para dejar de mirar la muerte como una pérdida desgraciada y verla, al revés, ni más ni menos que como un regalo a disfrutar. Creo que hoy, a lo menos dentro de la familia, esto lo aceptamos y lo compartimos, porque hemos llegado a sentirlo con ella. ¡Gracias Marcelita!

domingo, julio 12, 2009

HONDURAS: DIÁLOGO ES EL CAMINO

Podrá ser difícil un diálogo entre las partes en conflicto, pero no hay otro camino en Honduras, salvo que se decidan por la violencia, ese camino que al final sólo muestra perdedores y heridas abiertas por generaciones para la inmensa mayoría del país. La mediación iniciada por el Presidente Arias, de Costa Rica, está a la altura de su trayectoria, que lo hizo conquistar el Premio Nobel de la Paz tras su mediación en las guerras de Centroamérica que asolaron a varios países en la década de los años 80 del siglo recién pasado. Se trata de alguien con tremenda experiencia, por lo que cabe tener la esperanza de que corone con éxito su empeño. Ahora bien, hay que saber de antemano lo que implica una solución dialogada y, por lo tanto, negociada. Nunca será un camino donde las partes alcancen la totalidad de sus objetivos. Deberán, con imaginación creadora, encontrar vías intermedias que satisfagan a las dos partes. No cabe, creo, preguntar si eso es posible en Honduras, porque la responsabilidad de los contendores -expresada en el deber de lograr el bien común de esa nación- los compromete a hacer posible incluso lo que pudiere parecer imposible. No tienen escapatoria, menos aún en este caso en que toda la comunidad mundial está atenta y pendiente de que este conflicto se resuelva pacíficamente. Sin disminuir los deberes de Zelaya, surgidos de una conducta que contribuyó a precipitar a sus opositores al abismo en que cayeron, son estos últimos los que hoy tienen, en virtud de sus propios actos, la mayor cuota de pasos a dar para que la paz tenga una oportunidad histórica para terminar imponiéndose. Al final, ambas partes deberán ceder. Si no lo hacen, estaremos ante un temido callejón oscuro, sin otra salida que no sea la fuerza de las armas. Y eso sería una tragedia para Honduras, para América Latina y para el mundo entero.

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domingo, julio 05, 2009

HONDURAS: DECISIONES HISTÓRICAS EN LA ONU Y EN LA OEA Y EL ERROR DE ORIGEN DE LOS MILITARES

El consenso en la ONU y en la OEA para condenar el golpe de Estado en Honduras es, sin duda alguna, un hecho histórico. La conducta solidaria de apoyo al Presidente depuesto, Manuel Zelaya, y a su intento, fallido por ahora, de regresar a su país, también tiene trascendencia. Se trata de gestos con alta carga simbólica que sentarán precedentes positivos para el avance de la democracia en el mundo. Sin embargo, hay que concluir también que hechos como los mencionados abren, como dije en la entrada anterior, un debate que debe ser amplio y sin reservas sobre lo que se entiende por democracia. La razón de esto se encuentra en los mismos acontecimientos hondureños. Ahora quisiera referirme a uno solo de ellos: la forma empleada por los militares para deponer al Presidente Zelaya del poder (¡en paños menores directo a un avión que lo sacó del país!). Esta circunstancia precisa tipificó lo hecho como simple cuartelazo o golpe de Estado, e invalidó, en medida importante, los argumentos dados por los autores de este paso para justificarlo. Este punto es clave: el estilo condiciona la acción. Dicho de otra forma, los medios configuran los fines. Cuando se dice que se quería sacar a alguien que se había convertido en dictador, en este caso a Zelaya, y se procede con métodos propios de matones de barrio, no se puede esperar que nadie -y menos todavía la comunidad internacional- crea que con ese acto se está retornando a la democracia. La dinámica producida por ese acto inicial está a la vista: Honduras está más polarizada que antes de la expulsión de Zelaya, la represión va en aumento y ya nadie sabe cuándo el país va a alcanzar un nivel razonable de paz interna como para preocuparse de sus problemas vitales para su desarrollo. Si los ocupantes del poder insisten en quedarse y no se abren al diálogo y a la negociación, el porvenir de los hondureños, que son los que verdaderamente importan, será muy oscuro. Lo dicho no exime de responsabilidad a Zelaya, pues nunca los golpes se dan en el vacío, pero este será tema a analizar más adelante, a fin de no alargar ahora las cosas, ni confundir cada punto de esta compleja realidad.

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jueves, julio 02, 2009

¿RETORNO DEL GOLPISMO EN AMÉRICA LATINA?

El golpe de Estado en Honduras es un mal precedente para toda América Latina. Podría inaugurar un nuevo ciclo de regímenes de facto en el continente. Afortunadamente -y tal vez precisamente por temor a una expansión del fenómeno- la reacción unánime dentro de la OEA para condenar el derrocamiento del Presidente de Honduras es una buena señal. Cuesta lograr semejantes consensos en la actualidad, lo que valoriza aún más la importancia de lo alcanzado. El régimen instaurado dentro de Honduras ha sido desafiado masivamente por la comunidad internacional y cabe esperar que no logre sobrevivir por mucho tiempo y se abra el camino a un retorno de la democracia. Si se tiene éxito, lo que todavía está por verse, se abrirán las puertas a una discusión muy seria respecto a muchos temas del desarrollo político latinoamericano. Menciono dos solamente. PRIMERO: estará, sin duda, el rol de lo militares una vez más. Su intervención en el campo de la política seguirá siendo un mal, pues ellos son delegados armados de todo el país para tareas de defensa en la que todos los ciudadanos están de acuerdo y que, por eso, pagan sin protestar. La autoridad que nace de ese hecho se quiebra cuando los militares toman partido por una fracción política que se enfrenta a otra. Eso termina en dictadura aunque se intente siempre disfrazarla con todo tipo de trucos retóricos. SEGUNDO: también se discutirá el intento que se viene dando en varios países por encontrar formas de reelección indefinida de los mandatarios. Esta tendencia, que estuvo presente en Honduras, también lo está en Colombia, donde el Presidente Uribe intenta lo mismo, o en Venezuela, Ecuador y Bolivia, donde Chávez, Correa y Morales, respectivamente, ya lograron abrir para ellos esa posibilidad. Es de la esencia de una democracia sana que el mando político esté más allá de las personas que lo ejercen, sujeto a normas impersonales y límites temporales estrictos. La autoridad nace del ejercicio del poder como un servicio temporal, que se presta por ciudadanos elegidos periódicamente por el conjunto de la sociedad por un período predeterminado.
En suma, será necesario clarificar mejor lo que significa hoy una democracia sana para el desarrollo político. Los chilenos, que padecimos una cruel dictadura de derecha por 16 años y medio, sabemos de lo que estamos hablando. Y sabemos también que las dictaduras de izquierda no son mejores y que por eso se desplomaron en Europa tras la caída del Muro de Berlín.

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